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25N Día Internacional de la eliminación de la Violencia contra las mujeres

 Manifiesto 25 NOVIEMBRE 2020

       La verdad vive malos tiempos. Internet se ha convertido en el lugar donde CUALQUIERA puede decir CUALQUIER COSA sin necesidad de demostrarlo, apoyándose en un tuit, en un vídeo grabado por alguien, en una imagen que circula por las redes… Se defiende que la tierra es plana o que no se llegó a la luna, pese a las pruebas comprobadas, publicadas y analizadas una y otra vez, se dice que el cambio climático no existe aunque más de cien premios Nobel hayan escrito un documento que lo demuestra, que las vacunas son malas, aunque las grandes mortandades hayan acabado en los países donde se aplican, o que el coronavirus es una creación de las empresas farmacéuticas, o de personajes malignos que buscan controlarnos introduciéndonos chips mediante las vacunas.

      Si cosas tan evidentes son puestas en duda ¿Qué podemos esperar que ocurra con la violencia de género? Lo mismo: gente afirmando que no es verdad, que la mayoría de las denuncias son falsas, que se inflan los datos, que la mujer no está discriminada, o que lo de la “manada” tampoco fue como lo cuentan….
     
     Si quienes niegan la Violencia de Género quisieran escucharnos podíamos hablarles de lo que ocurre en el mundo, de los 200 millones de mujeres que han sufrido ablación del clítoris según la Organización Mundial de la Salud, de los 12 millones de niñas obligadas a casarse cada año según UNICEF, o  de los 15 millones de niñas que quedan cada año sin escolarizar encargadas de sus hermanos, de la casa, de ir a por agua según UNICEF. O de los casi 7 millones de niñas desaparecidas en la India según el censo de 2011, asesinadas, vendidas, secuestradas…
     
     Si  realmente  quisieran escucharnos y conocer la realidad  podríamos decirles que se fijaran en nuestro país, donde el Ministerio del Interior señala en su informe  del 2019 un aumento en un 31% de las agresiones sexuales en España. O cómo según el Instituto  Nacional de Estadística de las 31.911 denuncias por violencia de género  31805 fueron hombres los denunciados, siendo un 0,4% las denuncias hacia mujeres, de las cuales muchas se desestimaron, o  que el pasado año las llamadas al teléfono de ayuda a la mujer sumaron más de 70.000. Porque la verdad no está escondida, está al alcance de  un clic.

     No importa. Dejémosles en su ignorancia y mientras aprendamos. Todos. Las chicas no olvidéis que nadie tiene derecho sobre vosotras en nombre de un supuesto amor, que si vuestros gustos y vuestros intereses no son importantes para alguien, ese persona, aunque os diga que os quiere, no puede ser importante para vosotras, que vuestro espacio en las redes es vuestro, que los celos son una muestra de inseguridad no de amor, que aceptar un grito, un insulto, un menosprecio, es bajar un escalón de una escalera que cuesta mucho trabajo volver a subir.

       Y los chicos recordad que querer a alguien no es  tener derecho sobre ella, que os gustó como era, con sus amigas y amigos, con sus respuestas, con su ropa y su risa, y querer cambiar eso es de  tontos. Que el miedo no es excusa para el control o la violencia, y sobre todo, que debemos dar aquello que queremos que nos den,  cuidado, afecto, espacio y comprensión.

      Ya lo hemos dicho, pusimos el pie en  la Luna ¿No vamos a ser capaces de cambiar entre todos y todas este mundo?

Alejandro Albaladejo del Castillo

                                                                      

                                                            "Lo que tú no sabes"


Alumnas 2º Bach/Cristina Sánchez/Silvia Suárez/Alejandro Albaladejo

Marcha silenciosa a la plaza y Acto 25N'19

     Hoy, 25 de noviembre, se conmemora el día contra la violencia de género. Desde el IES Fuente Alta hemos querido poner nuestro granito de arena en esta lucha que nos incumbe a todos. Por ello, no hemos ido solos. Nos han acompañado representantes del Ayuntamiento, los alumnos y maestros de los colegios, la asociación de mayores activos y todos los habitantes de Algodonales que se han querido sumar al acto desarrollado en la plaza.

     La apertura del acto ha estado a cargo de Alejandro Albaladejo, director del centro, que ha pronunciado un discurso recordando que las cifras de mujeres muertas por violencia de género superan con creces a las víctimas de terrorismo. Acto seguido alumnado de 4º de la ESO, 1º y 2º de bachillerato han leído doce microrrelatos escritos por ellos o por sus compañeros y las mujeres de mayores activos les han colocado una máscara realizada por los alumnos y los profesores del departamento de EPVA. Para cerrar el acto, Cristina Sánchez ha recordado a todos los niños víctimas de la violencia vicaria, a aquellos obligados a convivir con el maltratador y a aquellos que han sido testigos impotentes del asesinato de su madre.




Apertura del acto por parte de Alejandro Albaladejo del Castillo, director del IES Fuente Alta:


     A lo largo de todo el mundo, en todos los continentes o países que podamos nombrar, nacer siendo mujer es vivir en peligro, estar expuesta a que te casen siendo una niña, a ser  mutilada basándose en tradiciones cuyo origen nadie conoce, o a vivir bajo la oscuridad de un burka convertida en una sombra sin derechos,  por poner sólo unos ejemplos. Tendemos a pensar que esas violencias son consecuencia de vivir en países atrasados culturalmente, de religiones que discriminadoras, de la pobreza, de la incultura, de la falta de ley… y creemos que estamos a salvo.

    Pero no es así y por eso hoy estamos aquí. Es cierto que vivimos malos tiempos para la verdad, que las redes juegan a confundirnos, pero vosotros y vosotras sois estudiantes y sabéis que la verdad  tiene que apoyarse en datos, no en opiniones  y por eso hay que repetir otra vez lo que ya sabemos, aquello contra lo que venimos luchando año tras año desde hace ya dieciséis. Los datos que ahora voy a dar provienen de la página del Ministerio de Presidencia, relaciones con las cortes  e Igualdad:
       

    Este año que aún no ha terminado han muerto hasta ahora 51 mujeres muertas, más que en todo el pasado año, 12 de ellas en nuestra comunidad 



· Las denuncias por violencia de género en nuestra comunidad han pasado de 33654 en 2008 a 43.560 en lo que llevamos de año.


· Asimismo las denuncias por agresión sexual han pasado de 13.000 en 2012 a 19000 en el 2018. 

· Desde el 2007 ha habido 850.000 llamadas al 016 el teléfono contra la violencia de género

· Ha habido más de 1000 mujeres asesinadas desde 2003, en 16 años, 150 muertes más que las causadas por ETA en 40 años.


     No parece que estemos mejorando en ningún sentido. Podíamos seguir  pero no hace falta. Aunque es cierto que falta un dato para rebatir a quienes dicen que hay otra realidad: El número de condenas por denuncias falsas este año es de una

    Decir, ante estas cifras, que la violencia de género no es una realidad, una violencia estructural  diferenciada, que necesita un tratamiento desde todas las instituciones y por parte de toda la sociedad es como poco, fruto de la desinformación

      La realidad aquí, en nuestro entorno, en nuestra comunidad, en nuestro país, es que las chicas están cansadas de sentir miedo por la calle, que la famosa “manada” se ha  multiplicado por toda nuestra geografía, que no hay un fin de semana sin su carga de humillación y gritos para miles de chicas por parte de sus parejas, a la vista de todos en fiestas y botellones, que la autoestima  de nuestras jóvenes está minada por esos cientos de mensajes que se envían desde las redes: vídeos musicales donde son floreros de algún machote tatuado y musculado, canales de youtube plagados de consejos para estar más delgada – nunca se está suficientemente delgada te dicen – para estar mejor maquillada, para ser más sexi, con el objetivo de  conseguir al “chico de tu vida”, películas, programas de televisión…La realidad aquí es que han aumentado en un 24% las llamadas de jóvenes al teléfono del Instituto Andaluz de la Mujer y ya había aumentado un 20% el pasado curso, que más del 70% de los chicos y del 80% de las chicas en Andalucía piensa que solo hay violencia en la pareja si hay violencia física, aunque hayan oído cientos de veces que la violencia física es sólo la punta del iceberg, el último escalón de esa peligrosa escalera del amor romántico que hemos visto.

            Me he centrado en las y los adolescentes porque es aquí donde empieza el problema y creo firmemente que la escuela es el lugar donde luchar contra esta lacra, donde dar herramientas  a nuestras y nuestros jóvenes para luchar contra ello, donde hacerles ver cuales son los gestos, las actitudes y las costumbres que perpetúan esta situación, donde ponerles esas gafas de género tan necesarias.


            Pero este año hemos querido centrarnos en las otras víctimas de los feminicidios, las que aparecen como una estadística más del horror. El maltratador muestra su auténtico rostro cuando escoge a sus propios hijos como víctimas, como instrumentos para aumentar hasta el límite el dolor que busca causar. 

Alejandro Albaldejo del Castillo






Microrrelatos del alumnado


Ojalá nunca acabe el cole. Es la única manera de esquivar los golpes.

Autora: Janet García 1º bachillerato

La miro, su rostro está pálido, rezuma miedo. De repente, la situación me resulta  familiar. Veo la cara de mi madre y empiezo a recordarlo todo... Papá, ¿por qué tuviste que hacerlo? Mamá, soy otra persona desde que te fuiste. 

Autora: Elena Sánchez Luna 1º bachillerato

En la casa reinaba el silencio. Hasta que sonaban las bisagras. Aquel ruido que indicaba que la tranquilidad se había acabado. A veces, sus manos sujetaban una botella y otras, traía una maldad de esas que te obligaban a mirar al suelo y esconderte detrás del descansillo de la cocina. Pero mamá no tenía la posibilidad de esconderse. Se convertía en el blanco de todos los insultos, de todos los golpes. Aquella noche fue especial. Mi hermana y yo escuchamos sus pasos y sabíamos que se aproximaba lo peor. Los muebles y los cristales fueron sus primeras víctimas. Su sombra se proyectó en la pared y supe que no iba a mandarnos a la cama, que iría directamente a por ella. Jamás había oído palabras tan hirientes como las que salieron de la boca de aquel hombre que desde ese momento dejó de ser mi padre.

Autora: Lucía Serrato


Como todos los días dejó su mochila en el pasillo y se fue a saludar a su madre. Ella estaba en la cocina con el delantal atado a la cintura. Se quedó inmóvil ante su figura. Tenía el rostro pálido y la mirada perdida, las lágrimas cruzaban sus mejillas. Entonces fue cuando entendió por fin porqué su madre huía despavorida al escuchar llegar a casa a su padre.

Autor: Daniel Luna Escorza 2º bachillerato

Pensando en mi abuela, veo a una mujer levantándose para servir a los que están sentados. Hoy me pongo en pie por ella.

Autora: Janet García

Tres años han pasado desde que vi por última vez el rostro de Lucía. Una llamada me comunicó lo ocurrido. El mundo se me vino encima. Puede que a mi ex le den la condicional, pero yo no siento nada. Estoy muerta en vida.

Autor: Alejandro Vázquez Madroñal 1º bachillerato

Cuando te conté que los malvados amenazaban mi reino
me aconsejaste construir una fortaleza.
Pero entrarán”, te dije.
Entonces tapia las ventanas y puertas solo cuando vengan. Y así lo hice. Y me quedé solo.

Autora: Vera Acuña

Se hizo un silencio hasta que llegamos al hospital. Allí vi como las manos de una enfermera  curaban las manos de mi tía, rajadas al intentar parar el cuchillo. Mientras tanto, el interrogatorio de la policía.
Cinco veranos pasaron hasta llegar al día en que mía tía puso punto y final a la terrible historia de su matrimonio.

Autor: Manuel Jesús Tallafé Andrés 2º bachillerato

Temía que llegase la hora en la que la paz se acababa en casa. Un monstruoso ser vivía con nosotros y estaba lleno de ira.
A veces teníamos suerte y escapábamos pidiendo ayuda entre los vecinos. Aguantamos así durante 10 años hasta que pudimos salir del horror renunciando a nuestra ciudad y amigos. Hoy podemos decir que hemos sobrevivido a la catástrofe.

Autora: Natalia González Astete 2º Bachillerato

Te conté que quería ser astronauta, tú me sonreíste.
Te pregunté qué querías ser tú,
tu boca sonrió.

Autora: Vera Acuña Torreño 2º bachillerato

Suenan las campanas, el rey ha llegado. Tras sus pasos, un fuerte olor a lúpulo embriaga su palacio. Camina ciegamente a través de los pasillos hasta llegar a los aposentos de quién, según él, es su sirvienta. Cada día que llega de la taberna comienza la misma rutina de siempre, gritos, golpes para, por último, tomarla como si de un animal se tratase. Todo el tiempo me debato entre la impotencia y el miedo. Todo el tiempo siento ser una espada sin filo en el yunque del herrero.

Salvador Bernal 4ºA

Espero que no se enfade cuando despierte,
pero no lo pude evitar.
Mamá tenía el color exacto que buscaba para dibujar moras.

Autora: Vera Acuña















Cierra el acto la profesora Cristina Sánchez: 
      "Sara, Amaia, Martina, Nerea, Candela, Ángel, Javier, Miguel, Leonardo, Damaris, Ruth, José... son los nombres de algunos de los 47 niños asesinados por su padre desde 2010.
Ellos fueron víctimas del más monstruoso tipo de violencia que pueda existir, aquella que lleva a un hombre a matar a sus propios hijos con tal de infringir dolor a su pareja o ex pareja. Es lo que se conoce como violencia vicaria. 2017 fue el año en el que más  niños fallecieron, siete. La mayoría asesinados durante el régimen de visitas.
     Otros, verdaderos supervivientes, tuvieron que convivir con el maltratador al que le fue concedida la custodia. Fue el caso de Patricia y David. En 2005 tras una brutal paliza, su madre decidió separarse. Ellos tenían 6 y 4 años y en ningún momento nadie pensó lo que Patricia ya sabía: “un maltratador no puede nunca ser buen padre”.
    Otros, como Francisco, vieron como su padre asesinaba a su madre. Tenía 14 años cuando a la vuelta del colegio vio a su madre arder en el patio delantero de su casa. Era Ana Orantes. Su marido la ató a una silla y la roció de gasolina días después de haber denunciado en televisión el maltrato perpetuo al que su marido la tenía sometida.
     En lo que va de año son 11 los niños que han presenciado el asesinato de su madre a manos de su padre. El duelo al que se enfrentan estas criaturas es inconmensurable, por tres motivos: son testigos de la muerte de su madre sin poder salvarla y además a manos de su padre. Las secuelas son de por vida.

     Pero, ¿qué lleva a un hombre a hacer algo así? Yo, que me siento incapaz de responder a esta pregunta, he acudido a libros, artículos e informes y he encontrado en todos la misma respuesta: la necesidad por parte de ese tipo de hombres de demostrar su poder. Consideran a la pareja y a los hijos de su propiedad. Pero detrás de esa sinrazón, además de una personalidad narcisista y psicopática, hay todo un sistema político, social y judicial que lo sostiene, lo justifica en algunos casos y lo perpetúa.
    Nadie puede devolver la vida a esos niños fallecidos. Nadie puede calmar el dolor infinito con el que esas madres conviven cada día. Nadie puede reparar la tristeza y el desamparo que vivieron y viven los niños a los que su padre dejó huérfanos. Nadie, pero todos podemos luchar para evitar que siga sucediendo.
    Al igual que David frente a Goliat, nuestro enemigo es fuerte y poderoso. Es ese  sistema que antepone los derechos de un maltratador a la seguridad de los menores, el que no protege a las mujeres que denuncian, el que se burla de ellas por hacerlo, el que considera que es abuso y no violación. Empecemos, pues por el principio y eduquemos en igualdad, con respeto y empatía. Así, a lo mejor, el gigante se vuelve pequeño."


    


Participación del alumnado del Colegio San José

El profesorado ha ido anotando las actividades
 que iba realizando con cada grupo durante estos días.

El grito silencioso


“Pido la paz y la palabra” decía Blas de  Otero en un famoso poema, seguramente  porque el poeta sabía de primera mano que la segunda es la herramienta para construir la primera: no hay paz muda, si no es la de los muertos y esta no merece llamarse paz. La palabra es el lugar donde se desvanecen las sombras, el territorio donde la luz gana a la oscuridad. Es un lugar tan poderoso que el miedo siempre busca instalarse en él, llenarlo con su resina pegajosa y hacerlo desaparecer. Porque la palabra implica siempre al otro, un receptor o receptora, alguien al otro lado, como la existencia de los faros supone la de los barcos, aunque estos no siempre se vean. Negar la palabra es cerrar la puerta a la salvación que son, o que pueden, ser los demás.
                Tal vez por eso el silencio, cuando es impuesto, o cuando es cobarde, golpea nuestros oídos con la fuerza y el bramido de un mar oscuro y embravecido. Un mar que arroja contra las rocas silencios temerosos, acurrucados, indefensos, provocados por ese miedo cotidiano – que expresión más tremenda,  miedo cotidiano, el de todos los días, el de cada noche, ¿Cómo podemos entenderlo quienes sólo lo hemos sentido alguna vez, sorpresivamente y nos sigue perturbando su recuerdo?…-  que  avanza acallando a su paso deseos, sueños y risas para, finalmente,  acabar borrando el pasado,  que ya no puede redimir ni consolar, y  robando un futuro que se siente ajeno. Un miedo que convierte a los espejos en aliados del enemigo, ante los que se pasa sin mirar. No ser. No reconocerse. No tener voz.
                Pero esas olas que rompen contra nuestras conciencias traen también silencios de plaza pública, de charla de amigos, de broma zafia, inocentes e irrelevantes, ajenos a su condición de ladrillo que ocupa despreocupadamente su lugar en el muro.
                Y a veces, como ocurre ahora, acompañando a ese mar oscuro  aparece la mancha negra y maloliente del silencio interesado, removedor de rancias esencias,  dispuesto a matar cualquier rastro de verdad, a ocultar bajo su chapapote un dolor insoportable, para convertirlo en anécdota interesada. No es el peor de los silencios, pero sí el más canalla, el más miserable.
                Todos estos silencios me  aturden, me increpan, me acusan. Porque creo que no hay una sola mujer que yo haya conocido, ninguna, que no haya sentido alguna vez su autoestima socavada por un compañero de clase, un novio, o un compañero de trabajo, que no haya sido humillada por un inútil que no le llegaba a la altura de su zapato, que no haya sido tratada como posible presa, o despreciada por no alcanzar esa condición, que no haya caminado asustada, que no haya asumido bajo presión tener sexo, que no haya sido ninguneada en el trabajo, que no se haya visto relegada a acompañante del chico interesante, que no haya padecido la prepotencia del patriarcado en cualquiera de sus formas, que no haya visto como un hombre repetía sus palabras para que se entendieran, o explicaba sus ideas, o su vida…como ocurre aquí ahora. Y eso ha pasado a mi lado, a nuestro lado. Con mujeres inteligentes, fuertes, con carácter y preparadas: hay que romper los clichés si queremos ver la realidad, traspasar el muro.
  Hace tiempo que sé que mujeres y hombres vivimos en dimensiones diferentes, que caminamos por las mismas aceras, pero habitamos ciudades distintas. Lo sé y sé que somos ciegos a esas vidas que no vivimos y que, cuando nos las contáis, nos cuesta ver
                Las muertes que hoy nos convocan aquí son, siempre lo decimos, la punta del iceberg. Yo hoy quería hablar de cómo se construye ese inmenso bloque de hielo con cada copo de nieve apoyado e impulsado por cada silencio.
Por eso es necesario vuestra palabra, vuestra voz indignada y vuestro susurro. Hace falta que renovéis nuestro vocabulario con palabras como sororidad, como empoderamiento, como resiliencia– por mucho que no suenen bien –  y que inventéis hastags a los que agarrarnos y que contéis las historias que no se han contado, las que nos permitan imaginar otro mundo posible.
 Pero sobre todo hace falta que hagáis realidad aquella pintada de Mayo del 68 que decía que debajo de los adoquines estaba  la playa. Porque necesitamos ver esa playa, llena de arena y caracolas, de cangrejos y restos de redes, habitada al fin por mujeres libres rodeadas de palabras, canciones y relatos recién estrenados. Un lugar como debió ser el origen del mundo.

Alejandro Albaladejo del Castillo

"Oye..."

Oye, ¿me estás oyendo? Solo quería saber cómo estabas, cómo te sentías cuando te menospreció, cuando te hizo dudar sobre todo lo que eras, sobre todo lo que con tanto esfuerzo, dudas y lágrimas habías tardado en construir. Entrando como un tornado arrasador en tu hermoso templo. Dime, cómo se sintió cuando él te controló, cuando te hizo creer que eras tú la equivocada, cuando te convenció de dejar de ponerte aquella ropa que tú adorabas, de dejar de salir con aquella gente, cuando te pedía tu teléfono y tus horarios, cuando hizo que dejaras de saber quién eras realmente.

Te hablo a ti, amiga, compañera, hermana. Dime ahora que te escucho, habla ahora con voz fuerte. Cuántas veces lloraste por las inseguridades que este mundo creó para nosotras, todas esas injusticias y monstruos. Porque sí, todos sabemos que existen los monstruos, aquellos que no te dejan respirar, que te gritan, que te asustan, que deciden que eres suya, que puede que creas que has tenido la suerte de no ver, pero son esas sombras que temes en las calles, que asustan a tus padres, cuya existencia hace que cortes tus alas por temor. Temor por ser la siguiente en caer, la siguiente en boca de todos, de los silenciosos y de los que gritan sufriendo tu nombre, por haber sido destrozada en sus manos, tirada a un río, escondida en un rincón inmundo, ahogada hasta que tus ojos solo podían ver negrura... Todo por ser quien eras, todo por esas sombras, esos monstruos que el mundo creó para gente como nosotras que sabe lo que en verdad merece.

Así que escucha bien lo que te voy a decir querida amiga: Yo sí te creo. Cuando tú gritas, yo grito contigo; cuando a ti te rompen, un pedazo de mí se resquebraja a su vez; cuando hacen crecer tus inseguridades, cuando te hacen sentir débil, sola y abandonada búscame, busca a aquellos que te hagan ver la verdad, que te hagan ver lo hermosa y fuerte que eres. Porque mi querida hermana, a pesar de sus engaños, tienes que saber que nunca has sido, eres o serás tú. No. Siempre han sido, son y serán ellos, el mundo que nos apresa.

Cortad las cintas que os nublan la vista, dejad caer las manos con las que os tapáis los oídos y, por lo que más queráis, dejad que vuestras voces salven sus vidas, vuestras vidas.


Vera Acuña Torreño

Alumna de 1º de Bachillerato
del IES Fuente Alta

Lectura de manifiesto 25N 
contra la violencia hacia las mujeres
 en la plaza de Algodonales




#VivelaDiferencia

"La diferencia es una realidad precisa, nítida y definida y fiable.
Lo común, en cambio, es una abstracción aproximada,
difusa, provisional y dudosa."
                       Jorge Wagensberg










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