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XVI 1/2 Semana de la Igualdad

. Este tiempo que nos ha tocado vivir ha transformado  nuestros hábitos,  nuestras certezas, nuestros paisajes y muchas cosas más, y ha dejado huellas en todas y todos nosotros, algunas más visibles que otras. 

Pero también nos ha enseñado algo: cuánto nos necesitamos los unos a los otros, qué importantes son las amigas, los amigos, la familia. Seguramente no hayamos echado de menos durante el confinamiento nada tanto como estar juntos, necesitábamos las risas, las bromas, el deporte con los demás, los paseos recogiendo a unas y otros en sus casas, el bullicio de la plaza. Nos volvimos imprescindibles sin darnos cuenta, necesarios para los demás. Porque cada vez que alguien nos llamaba, nos enviaba un mensaje, un meme, una canción descubierta, rompía un poco esa oscuridad y ese silencio en el que nos encontrábamos.

 

Nos volvimos imprescindibles, como deberíamos ser siempre. Y también nos dedicamos a nosotros mismos. Ahora estábamos solas y solos, podíamos pintarnos las uñas de negro sin que los colegas dijeran nada,  o  bailar en el cuarto canciones que jamás confesaríamos escuchar, ya no había que plancharse el pelo, o pensar en la ropa: confinados en nuestras casas podíamos ser quienes quisiéramos ser. Porque en esos días cuidarse tenía mucho que ver con ser una misma, con ser  uno mismo, con dejar de responder a las etiquetas con las que los demás nos identifican, con dejarse ser.

 

Necesitamos a los demás y, a la vez, queremos liberarnos de sus etiquetas, parece una paradoja que nos debería hacer pensar ¿Podemos estar juntos, estudiar, trabajar o divertirnos respetándonos? ¿Podemos aceptar que somos diferentes, y que esa diferencia nos enriquece? ¿Entendemos qué pensar igual, vestir igual y  tener las mismas aficiones  no nos hace mejores ni más inteligentes? De hecho hace falta ser valiente de verdad para enfrentarnos a los demás, para ser exactamente como queremos ser. Hace falta un valor que no tiene que ver con los músculos y la fuerza, uno que sólo se ve cuando miramos a los ojos.

 

              Dejemos de intentar que los demás sean como nosotros para poder aceptarlos, dejemos de poner etiquetas, esas que no soportamos cuando nos las ponen a nosotros, y bailemos juntos. Cada uno escuchando su propia música. 


Alejandro Albaladejo del Castillo






Y esta es la coreografía que ha preparado el profesorado del IES Fuente Alta para inaugurar la XVI 1/2 Semana de la Igualdad:



Puedes seguir las actividades a través de:

25N Día Internacional de la eliminación de la Violencia contra las mujeres

 Manifiesto 25 NOVIEMBRE 2020

       La verdad vive malos tiempos. Internet se ha convertido en el lugar donde CUALQUIERA puede decir CUALQUIER COSA sin necesidad de demostrarlo, apoyándose en un tuit, en un vídeo grabado por alguien, en una imagen que circula por las redes… Se defiende que la tierra es plana o que no se llegó a la luna, pese a las pruebas comprobadas, publicadas y analizadas una y otra vez, se dice que el cambio climático no existe aunque más de cien premios Nobel hayan escrito un documento que lo demuestra, que las vacunas son malas, aunque las grandes mortandades hayan acabado en los países donde se aplican, o que el coronavirus es una creación de las empresas farmacéuticas, o de personajes malignos que buscan controlarnos introduciéndonos chips mediante las vacunas.

      Si cosas tan evidentes son puestas en duda ¿Qué podemos esperar que ocurra con la violencia de género? Lo mismo: gente afirmando que no es verdad, que la mayoría de las denuncias son falsas, que se inflan los datos, que la mujer no está discriminada, o que lo de la “manada” tampoco fue como lo cuentan….
     
     Si quienes niegan la Violencia de Género quisieran escucharnos podíamos hablarles de lo que ocurre en el mundo, de los 200 millones de mujeres que han sufrido ablación del clítoris según la Organización Mundial de la Salud, de los 12 millones de niñas obligadas a casarse cada año según UNICEF, o  de los 15 millones de niñas que quedan cada año sin escolarizar encargadas de sus hermanos, de la casa, de ir a por agua según UNICEF. O de los casi 7 millones de niñas desaparecidas en la India según el censo de 2011, asesinadas, vendidas, secuestradas…
     
     Si  realmente  quisieran escucharnos y conocer la realidad  podríamos decirles que se fijaran en nuestro país, donde el Ministerio del Interior señala en su informe  del 2019 un aumento en un 31% de las agresiones sexuales en España. O cómo según el Instituto  Nacional de Estadística de las 31.911 denuncias por violencia de género  31805 fueron hombres los denunciados, siendo un 0,4% las denuncias hacia mujeres, de las cuales muchas se desestimaron, o  que el pasado año las llamadas al teléfono de ayuda a la mujer sumaron más de 70.000. Porque la verdad no está escondida, está al alcance de  un clic.

     No importa. Dejémosles en su ignorancia y mientras aprendamos. Todos. Las chicas no olvidéis que nadie tiene derecho sobre vosotras en nombre de un supuesto amor, que si vuestros gustos y vuestros intereses no son importantes para alguien, ese persona, aunque os diga que os quiere, no puede ser importante para vosotras, que vuestro espacio en las redes es vuestro, que los celos son una muestra de inseguridad no de amor, que aceptar un grito, un insulto, un menosprecio, es bajar un escalón de una escalera que cuesta mucho trabajo volver a subir.

       Y los chicos recordad que querer a alguien no es  tener derecho sobre ella, que os gustó como era, con sus amigas y amigos, con sus respuestas, con su ropa y su risa, y querer cambiar eso es de  tontos. Que el miedo no es excusa para el control o la violencia, y sobre todo, que debemos dar aquello que queremos que nos den,  cuidado, afecto, espacio y comprensión.

      Ya lo hemos dicho, pusimos el pie en  la Luna ¿No vamos a ser capaces de cambiar entre todos y todas este mundo?

Alejandro Albaladejo del Castillo

                                                                      

                                                            "Lo que tú no sabes"


Alumnas 2º Bach/Cristina Sánchez/Silvia Suárez/Alejandro Albaladejo

Marcha silenciosa a la plaza y Acto 25N'19

     Hoy, 25 de noviembre, se conmemora el día contra la violencia de género. Desde el IES Fuente Alta hemos querido poner nuestro granito de arena en esta lucha que nos incumbe a todos. Por ello, no hemos ido solos. Nos han acompañado representantes del Ayuntamiento, los alumnos y maestros de los colegios, la asociación de mayores activos y todos los habitantes de Algodonales que se han querido sumar al acto desarrollado en la plaza.

     La apertura del acto ha estado a cargo de Alejandro Albaladejo, director del centro, que ha pronunciado un discurso recordando que las cifras de mujeres muertas por violencia de género superan con creces a las víctimas de terrorismo. Acto seguido alumnado de 4º de la ESO, 1º y 2º de bachillerato han leído doce microrrelatos escritos por ellos o por sus compañeros y las mujeres de mayores activos les han colocado una máscara realizada por los alumnos y los profesores del departamento de EPVA. Para cerrar el acto, Cristina Sánchez ha recordado a todos los niños víctimas de la violencia vicaria, a aquellos obligados a convivir con el maltratador y a aquellos que han sido testigos impotentes del asesinato de su madre.




Apertura del acto por parte de Alejandro Albaladejo del Castillo, director del IES Fuente Alta:


     A lo largo de todo el mundo, en todos los continentes o países que podamos nombrar, nacer siendo mujer es vivir en peligro, estar expuesta a que te casen siendo una niña, a ser  mutilada basándose en tradiciones cuyo origen nadie conoce, o a vivir bajo la oscuridad de un burka convertida en una sombra sin derechos,  por poner sólo unos ejemplos. Tendemos a pensar que esas violencias son consecuencia de vivir en países atrasados culturalmente, de religiones que discriminadoras, de la pobreza, de la incultura, de la falta de ley… y creemos que estamos a salvo.

    Pero no es así y por eso hoy estamos aquí. Es cierto que vivimos malos tiempos para la verdad, que las redes juegan a confundirnos, pero vosotros y vosotras sois estudiantes y sabéis que la verdad  tiene que apoyarse en datos, no en opiniones  y por eso hay que repetir otra vez lo que ya sabemos, aquello contra lo que venimos luchando año tras año desde hace ya dieciséis. Los datos que ahora voy a dar provienen de la página del Ministerio de Presidencia, relaciones con las cortes  e Igualdad:
       

    Este año que aún no ha terminado han muerto hasta ahora 51 mujeres muertas, más que en todo el pasado año, 12 de ellas en nuestra comunidad 



· Las denuncias por violencia de género en nuestra comunidad han pasado de 33654 en 2008 a 43.560 en lo que llevamos de año.


· Asimismo las denuncias por agresión sexual han pasado de 13.000 en 2012 a 19000 en el 2018. 

· Desde el 2007 ha habido 850.000 llamadas al 016 el teléfono contra la violencia de género

· Ha habido más de 1000 mujeres asesinadas desde 2003, en 16 años, 150 muertes más que las causadas por ETA en 40 años.


     No parece que estemos mejorando en ningún sentido. Podíamos seguir  pero no hace falta. Aunque es cierto que falta un dato para rebatir a quienes dicen que hay otra realidad: El número de condenas por denuncias falsas este año es de una

    Decir, ante estas cifras, que la violencia de género no es una realidad, una violencia estructural  diferenciada, que necesita un tratamiento desde todas las instituciones y por parte de toda la sociedad es como poco, fruto de la desinformación

      La realidad aquí, en nuestro entorno, en nuestra comunidad, en nuestro país, es que las chicas están cansadas de sentir miedo por la calle, que la famosa “manada” se ha  multiplicado por toda nuestra geografía, que no hay un fin de semana sin su carga de humillación y gritos para miles de chicas por parte de sus parejas, a la vista de todos en fiestas y botellones, que la autoestima  de nuestras jóvenes está minada por esos cientos de mensajes que se envían desde las redes: vídeos musicales donde son floreros de algún machote tatuado y musculado, canales de youtube plagados de consejos para estar más delgada – nunca se está suficientemente delgada te dicen – para estar mejor maquillada, para ser más sexi, con el objetivo de  conseguir al “chico de tu vida”, películas, programas de televisión…La realidad aquí es que han aumentado en un 24% las llamadas de jóvenes al teléfono del Instituto Andaluz de la Mujer y ya había aumentado un 20% el pasado curso, que más del 70% de los chicos y del 80% de las chicas en Andalucía piensa que solo hay violencia en la pareja si hay violencia física, aunque hayan oído cientos de veces que la violencia física es sólo la punta del iceberg, el último escalón de esa peligrosa escalera del amor romántico que hemos visto.

            Me he centrado en las y los adolescentes porque es aquí donde empieza el problema y creo firmemente que la escuela es el lugar donde luchar contra esta lacra, donde dar herramientas  a nuestras y nuestros jóvenes para luchar contra ello, donde hacerles ver cuales son los gestos, las actitudes y las costumbres que perpetúan esta situación, donde ponerles esas gafas de género tan necesarias.


            Pero este año hemos querido centrarnos en las otras víctimas de los feminicidios, las que aparecen como una estadística más del horror. El maltratador muestra su auténtico rostro cuando escoge a sus propios hijos como víctimas, como instrumentos para aumentar hasta el límite el dolor que busca causar. 

Alejandro Albaldejo del Castillo






Microrrelatos del alumnado


Ojalá nunca acabe el cole. Es la única manera de esquivar los golpes.

Autora: Janet García 1º bachillerato

La miro, su rostro está pálido, rezuma miedo. De repente, la situación me resulta  familiar. Veo la cara de mi madre y empiezo a recordarlo todo... Papá, ¿por qué tuviste que hacerlo? Mamá, soy otra persona desde que te fuiste. 

Autora: Elena Sánchez Luna 1º bachillerato

En la casa reinaba el silencio. Hasta que sonaban las bisagras. Aquel ruido que indicaba que la tranquilidad se había acabado. A veces, sus manos sujetaban una botella y otras, traía una maldad de esas que te obligaban a mirar al suelo y esconderte detrás del descansillo de la cocina. Pero mamá no tenía la posibilidad de esconderse. Se convertía en el blanco de todos los insultos, de todos los golpes. Aquella noche fue especial. Mi hermana y yo escuchamos sus pasos y sabíamos que se aproximaba lo peor. Los muebles y los cristales fueron sus primeras víctimas. Su sombra se proyectó en la pared y supe que no iba a mandarnos a la cama, que iría directamente a por ella. Jamás había oído palabras tan hirientes como las que salieron de la boca de aquel hombre que desde ese momento dejó de ser mi padre.

Autora: Lucía Serrato


Como todos los días dejó su mochila en el pasillo y se fue a saludar a su madre. Ella estaba en la cocina con el delantal atado a la cintura. Se quedó inmóvil ante su figura. Tenía el rostro pálido y la mirada perdida, las lágrimas cruzaban sus mejillas. Entonces fue cuando entendió por fin porqué su madre huía despavorida al escuchar llegar a casa a su padre.

Autor: Daniel Luna Escorza 2º bachillerato

Pensando en mi abuela, veo a una mujer levantándose para servir a los que están sentados. Hoy me pongo en pie por ella.

Autora: Janet García

Tres años han pasado desde que vi por última vez el rostro de Lucía. Una llamada me comunicó lo ocurrido. El mundo se me vino encima. Puede que a mi ex le den la condicional, pero yo no siento nada. Estoy muerta en vida.

Autor: Alejandro Vázquez Madroñal 1º bachillerato

Cuando te conté que los malvados amenazaban mi reino
me aconsejaste construir una fortaleza.
Pero entrarán”, te dije.
Entonces tapia las ventanas y puertas solo cuando vengan. Y así lo hice. Y me quedé solo.

Autora: Vera Acuña

Se hizo un silencio hasta que llegamos al hospital. Allí vi como las manos de una enfermera  curaban las manos de mi tía, rajadas al intentar parar el cuchillo. Mientras tanto, el interrogatorio de la policía.
Cinco veranos pasaron hasta llegar al día en que mía tía puso punto y final a la terrible historia de su matrimonio.

Autor: Manuel Jesús Tallafé Andrés 2º bachillerato

Temía que llegase la hora en la que la paz se acababa en casa. Un monstruoso ser vivía con nosotros y estaba lleno de ira.
A veces teníamos suerte y escapábamos pidiendo ayuda entre los vecinos. Aguantamos así durante 10 años hasta que pudimos salir del horror renunciando a nuestra ciudad y amigos. Hoy podemos decir que hemos sobrevivido a la catástrofe.

Autora: Natalia González Astete 2º Bachillerato

Te conté que quería ser astronauta, tú me sonreíste.
Te pregunté qué querías ser tú,
tu boca sonrió.

Autora: Vera Acuña Torreño 2º bachillerato

Suenan las campanas, el rey ha llegado. Tras sus pasos, un fuerte olor a lúpulo embriaga su palacio. Camina ciegamente a través de los pasillos hasta llegar a los aposentos de quién, según él, es su sirvienta. Cada día que llega de la taberna comienza la misma rutina de siempre, gritos, golpes para, por último, tomarla como si de un animal se tratase. Todo el tiempo me debato entre la impotencia y el miedo. Todo el tiempo siento ser una espada sin filo en el yunque del herrero.

Salvador Bernal 4ºA

Espero que no se enfade cuando despierte,
pero no lo pude evitar.
Mamá tenía el color exacto que buscaba para dibujar moras.

Autora: Vera Acuña















Cierra el acto la profesora Cristina Sánchez: 
      "Sara, Amaia, Martina, Nerea, Candela, Ángel, Javier, Miguel, Leonardo, Damaris, Ruth, José... son los nombres de algunos de los 47 niños asesinados por su padre desde 2010.
Ellos fueron víctimas del más monstruoso tipo de violencia que pueda existir, aquella que lleva a un hombre a matar a sus propios hijos con tal de infringir dolor a su pareja o ex pareja. Es lo que se conoce como violencia vicaria. 2017 fue el año en el que más  niños fallecieron, siete. La mayoría asesinados durante el régimen de visitas.
     Otros, verdaderos supervivientes, tuvieron que convivir con el maltratador al que le fue concedida la custodia. Fue el caso de Patricia y David. En 2005 tras una brutal paliza, su madre decidió separarse. Ellos tenían 6 y 4 años y en ningún momento nadie pensó lo que Patricia ya sabía: “un maltratador no puede nunca ser buen padre”.
    Otros, como Francisco, vieron como su padre asesinaba a su madre. Tenía 14 años cuando a la vuelta del colegio vio a su madre arder en el patio delantero de su casa. Era Ana Orantes. Su marido la ató a una silla y la roció de gasolina días después de haber denunciado en televisión el maltrato perpetuo al que su marido la tenía sometida.
     En lo que va de año son 11 los niños que han presenciado el asesinato de su madre a manos de su padre. El duelo al que se enfrentan estas criaturas es inconmensurable, por tres motivos: son testigos de la muerte de su madre sin poder salvarla y además a manos de su padre. Las secuelas son de por vida.

     Pero, ¿qué lleva a un hombre a hacer algo así? Yo, que me siento incapaz de responder a esta pregunta, he acudido a libros, artículos e informes y he encontrado en todos la misma respuesta: la necesidad por parte de ese tipo de hombres de demostrar su poder. Consideran a la pareja y a los hijos de su propiedad. Pero detrás de esa sinrazón, además de una personalidad narcisista y psicopática, hay todo un sistema político, social y judicial que lo sostiene, lo justifica en algunos casos y lo perpetúa.
    Nadie puede devolver la vida a esos niños fallecidos. Nadie puede calmar el dolor infinito con el que esas madres conviven cada día. Nadie puede reparar la tristeza y el desamparo que vivieron y viven los niños a los que su padre dejó huérfanos. Nadie, pero todos podemos luchar para evitar que siga sucediendo.
    Al igual que David frente a Goliat, nuestro enemigo es fuerte y poderoso. Es ese  sistema que antepone los derechos de un maltratador a la seguridad de los menores, el que no protege a las mujeres que denuncian, el que se burla de ellas por hacerlo, el que considera que es abuso y no violación. Empecemos, pues por el principio y eduquemos en igualdad, con respeto y empatía. Así, a lo mejor, el gigante se vuelve pequeño."


    


Participación del alumnado del Colegio San José

El profesorado ha ido anotando las actividades
 que iba realizando con cada grupo durante estos días.

Memoria y género: De mujeres y batallas

Participación del alumnado de 1º de Bachillerato en la X Edición de Estudiantes por la memoria.
Prado del Rey, 2018.
"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota
Teresa de Calcuta


PRESENTACIÓN

Buenos días chicas y chicos:
Los alumnos aquí presentes junto con nuestro profesor venimos con la intención de ser participantes de esta jornada que se nos antojó atractiva desde el momento que nos fue comunicada.  Tras la propuesta, debíamos encontrar de qué hablar pues aceptarla era fácil, lo difícil sería decidir qué hacer y cómo llevarlo a cabo.
Pues bien, llegamos a la conclusión de que si hay que hablar de raíces y memoria, hay unas protagonistas que siempre pasan desapercibidas ¿Quiénes? Nuestras madres, abuelas y toda la línea de mujeres de la cual provenimos y a la cual le debemos todo. Y aquí, con vosotras y vosotros, hemos encontrado una forma perfecta  de denunciar todo el olvido que ha ocurrido y sigue ocurriendo en nuestra sociedad. No somos una anomalía, no estamos solas. Un ejemplo de ello sería ese 8 de marzo en el que hemos sido testigos de una gran manifestación formada por millones de mujeres cansadas de vivir en la oscuridad, en el silencio y en un mundo claramente desigual. Todas esperamos que esto haya marcado un punto de inflexión y que poco a poco nuestra realidad vaya cambiando. Por todo esto hemos encontrado fundamental el ser partícipes de esta protesta que todas y, sobre todo, todos deberíamos apoyar.

Todos conocemos a los grandes hombres del pasado a escala mundial o simplemente a escala local. Hay datos, mucha información  recopilada acerca de ellos. Muy bien. Pero ¿Y las mujeres? ¿No destacaban? Pongámonos a buscar. No hay tantos datos, la información no está guardada. Tenemos que movilizarnos mucho más para hallar algo y no porque no hayan hecho nada, sino porque no se le ha dado la relevancia suficiente. Si hacemos un recorrido acerca de nuestra historia, de nuestras raíces, nos damos cuenta que en los acontecimientos más significativos siempre se habla de la presencia del hombre pero nunca de la de las mujeres.

Empecemos por el pasado que nos marcó.
            Seguramente el hecho más importante en la historia de Algodonales sea la revuelta que enfrentó a sus habitantes con las tropas napoleónicas los días 1 y 2 de mayo de 1810 y que terminó con la muerte de 239 habitantes a manos de las tropas francesas, de los que 42 eran mujeres y el incendio de parte del pueblo. Es un buen punto de partida para indagar, para recoger el hilo que nos permita rastrear, en cada momento, qué sabemos de esa memoria perdida de las mujeres. Empecemos por un testimonio directo, el de François Lavaux, Sargento del 103 regimiento de infantería de línea en sus Memorias de Campaña, donde relata su horror ante lo que está viviendo:
               
                Querida madre,
                Aún sigo vivo, aunque cada día me cuesta más seguir escribiéndote.
                Es imposible contar todas las atrocidades que hicimos en estas montañas. Estas harían temblar a los más audaces. Preferiría dejarlo así. Sin embargo, me gustaría continuar con este relato […]” El relato se centra entonces en los hechos ocurridos  en la conocida como  puebla de  Algodonales  “El jefe de los guerrilleros se había atrincherado en una gran casa en la plaza. Nos decidimos a atacarle, pero nadie podía aproximarse sin exponerse a estar herido o a la muerte, porque había fuego y llamas por todas partes. Decidimos prender fuego a la casa […]Finalmente fue insostenible, porque aquello era como un infierno. La hija del bandolero apareció sobre el balcón, agitando un pañuelo blanco en signo de rendición. Aceptamos la rendición.
                Esta niña había ya aparecido una vez antes de la rendición; había recibido una bala en su pecho derecho. Su madre apareció también sobre el balcón, y de un golpe de fusil mató a un soldado de los nuestros; recibió inmediatamente una bala de los soldados escondidos sobre los tejados de las casas; calló del balcón y fue rematada a golpe de bayoneta.
                Ya me despido, espero que hasta pronto y que esta experiencia no acabe conmigo”. Hasta aquí las palabras del sargento Lavaux.



De este episodio ha quedado una relación de los habitantes de Algodonales muertos en esos días, custodiada en la iglesia de Santa Ana, una recreación que se celebra cada año, el escudo de la villa que representa una casa ardiendo en recuerdo de aquel cruento hecho y una escultura frente a la iglesia de Algodonales. Curiosamente en dicha escultura, por la que pasan a diario las gentes de la localidad, se ve a una mujer disparando por una ventana mientras otra sostiene a un hombre herido. Unas mujeres que hoy día, pese a su visibilidad, nadie conoce y por las que nadie pregunta. Son aquellas a las que hace referencia el sargento Lavaux, la mujer y una de las hijas de José Romero el alcalde de Montellano con quien toda esta historia de muerte y dolor empezó. Tres de sus hijas y su mujer murieron en este asalto luchando hasta el final, pero a diferencia de su padre y esposo, cuyo nombre y hechos heroicos conocemos, ellas han pasado a la posteridad como mujeres o hijas del héroe, seres sin nombre ni cuyo sacrificio no es relevante. Una vez más la Historia condena sus gestos al olvido.



Pero no fueron las únicas víctimas. Las crónicas de Uriarte, comisario real que vivió en primera persona estos hechos, son clarificadoras: La ferocidad del soldado se cebaba en el saqueo e incendio de las casas, en la sangre humeante de los tristes que pasaban a cuchillo, y sobre todo en la violación de las mujeres, a quienes por una confianza mal entendida habían dejado sus padres y maridos en las huertas cercanas al pueblo”. Y continúa señalando cómo, concluida la batalla, la furia de los soldados de general Maransin no tuvo límites, teniendo que intervenir en la tarde del 2 de mayo para detener la matanza, y reunir a las mujeres que los franceses habían apresado y custodiarlas en un par de casas para evitar que fueran violadas.

Esas mujeres convertidas en botín de guerra – hoy los llamaríamos “daños colaterales”-   tampoco engrosarán la lista de mártires por la revolución, su sufrimiento es parte del peaje de la guerra, como las cosechas quemadas. La violencia y la humillación padecida a manos de los soldados no aparecerán en ninguna crónica con relevancia suficiente para que conozcamos el nombre de ninguna. Cuando mueran desaparecerán con ellas esos recuerdos. Y las pesadillas que generaron.

De nada servía que el propio ejército francés llevara como tropa de complemento un grupo de mujeres, las Cantinières  que ofrecían sus servicios a los ejércitos como prostitutas.  Entendiendo las “necesidades de la tropa”, el propio Napoleón, consagró en el código napoleónico de 1810 que las prostitutas quedaban autorizadas en el ejército, estableciendo una serie de revisiones médicas obligatorias a estas. Pero las habilidades de estas mujeres, como acabáis de oír, no evitaron el horror, porque el dominio, el uso y abuso sobre las mujeres de los vencidos es el privilegio de los vencedores. En todas las guerras que han sido y siguen siendo.

Madres, hijas, esposas, botín de guerra y prostitutas, estos han sido los lugares designados por la sociedad patriarcal para ser ocupados por las mujeres, para señalarles sus tareas y sus funciones, siempre al servicio del hombre y siempre lejos de los órganos de poder, de pensamiento, o de creación. Seres intercambiables e invisibles cuyo sufrimiento se da por descontado, encargadas de los cuidados, compañeras incluso, pero nunca protagonistas.

Podríamos seguir esta indagación a lo largo de nuestra historia, pero hemos comprobado que el resultado es el mismo. De hecho, la búsqueda de datos en nuestro entorno, durante la República y el posterior golpe de estado que acabó con las aspiraciones democráticas de los españoles, nos muestra el mismo patrón: Conocemos los nombres y profesiones de los represaliados o asesinados, qué cárceles los retuvieron, su filiación políticas. Pero las mujeres son sólo sombras sin referencia en los registros de la época.
Corramos, pues, un tupido velo sobre ese pasado que, en relación con la memoria de las mujeres, parece un terreno baldío sobre el que la Historia haya practicado una política de tierra quemada.
Dado que el pequeño recorrido que hemos intentado hacer se ha parecido mucho a un viaje en un tren  con cristales negros que nos han impedido observar más allá, nos situamos en tierra presente, y ¿Qué hallamos aquí? Poca constancia aún de apenas nada ¿Qué hay por ejemplo de nuestras calles, ¿No se les otorga el nombre a estas de personajes relevantes como reconocimiento de alguna labor o hecho memorable que hayan realizado en algún momento de sus vidas? ¿De qué personajes quedan grabados sus nombres? ¿Hay mujeres? Las hay. Pero no hay datos acerca de lo que hicieron o por qué están ahí, la niebla del pasado de nuevo. Ciudades y pueblos vacíos del elemento femenino, nombres, cuando aparecen, sin un ápice de vida ¿Cuántas mujeres merecían ese honor? Solo dos, tres, ¿Cuántas hay? Sobran dedos en las manos. Mirad a vuestro alrededor, ojead las esquinas, las plazas, y buscad ese nombre de mujer. Os deseamos suerte para encontrarlo.


Tras este intento de acercarnos a la historia más próxima a nosotros y de forma más personal, nos hemos dado cuenta de cómo, de la misma manera que la materia oscura del universo constituye el 90% del mismo, siendo a pesar de esto imperceptible para el ojo humano, tal es así la situación de la relevancia restada a este género. Las mujeres son la materia oscura de nuestra sociedad, su trabajo, su presencia, sus logros son infravalorados pese a lo necesario de su presencia. Esta invisibilidad  es la que hemos intentado apartar por un momento, con la esperanza de que este sea un tiempo de lucidez para comprender lo trascendental que es la labor de nuestras madres, abuelas y  de todas las mujeres, buscando  que esta  reflexión no se quede solo en lo que dura nuestra presentación sino que quede marcada y perdure porque es necesario comprender que, así como necesitamos del sol para poder vivir, necesitamos de las mujeres y su contribución, su empuje, su ilusión, su trabajo para poder ser realmente quienes somos.

Finalmente, en un intento de rescatar toda esta memoria perdida, hemos querido elaborar este vídeo, pasar un tiempo con nuestras madres y abuelas con sus fotos y con sus recuerdos: primero para poder captar la  información necesaria para estar aquí hoy, y en segundo lugar para acercarnos un poco más a nuestra familia y aprender de ellas. Esperamos que os guste.



#VivelaDiferencia

"La diferencia es una realidad precisa, nítida y definida y fiable.
Lo común, en cambio, es una abstracción aproximada,
difusa, provisional y dudosa."
                       Jorge Wagensberg










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