Oye, ¿me
estás oyendo? Solo quería saber cómo estabas, cómo te sentías cuando te
menospreció, cuando te hizo dudar sobre todo lo que eras, sobre todo lo que con
tanto esfuerzo, dudas y lágrimas habías tardado en construir. Entrando como un
tornado arrasador en tu hermoso templo. Dime, cómo se sintió cuando él te
controló, cuando te hizo creer que eras tú la equivocada, cuando te convenció
de dejar de ponerte aquella ropa que tú adorabas, de dejar de salir con aquella
gente, cuando te pedía tu teléfono y tus horarios, cuando hizo que dejaras de
saber quién eras realmente.
Te hablo a
ti, amiga, compañera, hermana. Dime ahora que te escucho, habla ahora con voz
fuerte. Cuántas veces lloraste por las inseguridades que este mundo creó para
nosotras, todas esas injusticias y monstruos. Porque sí, todos sabemos que
existen los monstruos, aquellos que no te dejan respirar, que te gritan, que te
asustan, que deciden que eres suya, que puede que creas que has tenido la
suerte de no ver, pero son esas sombras que temes en las calles, que asustan a
tus padres, cuya existencia hace que cortes tus alas por temor. Temor por ser
la siguiente en caer, la siguiente en boca de todos, de los silenciosos y de los
que gritan sufriendo tu nombre, por haber sido destrozada en sus manos, tirada
a un río, escondida en un rincón inmundo, ahogada hasta que tus ojos solo
podían ver negrura... Todo por ser quien eras, todo por esas sombras, esos
monstruos que el mundo creó para gente como nosotras que sabe lo que en verdad
merece.
Así que
escucha bien lo que te voy a decir querida amiga: Yo sí te creo. Cuando tú
gritas, yo grito contigo; cuando a ti te rompen, un pedazo de mí se resquebraja
a su vez; cuando hacen crecer tus inseguridades, cuando te hacen sentir débil,
sola y abandonada búscame, busca a aquellos que te hagan ver la verdad, que te
hagan ver lo hermosa y fuerte que eres. Porque mi querida hermana, a pesar de
sus engaños, tienes que saber que nunca has sido, eres o serás tú. No. Siempre
han sido, son y serán ellos, el mundo que nos apresa.
Cortad las
cintas que os nublan la vista, dejad caer las manos con las que os tapáis los
oídos y, por lo que más queráis, dejad que vuestras voces salven sus vidas,
vuestras vidas.
Vera Acuña Torreño
Alumna de 1º de Bachillerato
del IES Fuente Alta
Lectura de manifiesto 25N
contra la violencia hacia las mujeres
contra la violencia hacia las mujeres
en la plaza de Algodonales
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