Igualdad era
una amable chica que trataba a todos por igual y no juzgaba a su entorno. Era una chica aplicada que creía que podía
mejorar y no le importaba corregir sus errores. Estudiaba muchísimo e intentaba
aprender de todos sus compañeros. Era una chica positiva. Intentó educar a su
entorno con sus ideales. Pero vivía en un entorno muy tóxico.
No fue bien aceptada por todos. Recibía a
diario, insultos de todo tipo. Cayó en una tremenda depresión. Machismo le dijo
que era estúpida y que solo quería mostrarle pamplinas. Violencia le pegó una
torta en el recreo. Se fue llorando a meditar lo que había ocurrido. Respeto la
apoyó, pero fue recibido casi de la misma forma. No fue insultado como
Igualdad. Porque tenía un hueco en los más influyentes. Intentó consolar a
Igualdad pero ya no era la misma. Solo
se limitaba a ir a clase. No participaba, no hablaba. Perdió su positividad y
cada vez miraba a la gente con más rechazo. Hasta que llegó Paz. Se hicieron
amigas. Esta le mostró que si Machismo no era educado ni buena persona no debía
prestarle atención. Que si Violencia le había pegado era porque no sabía
utilizar el lenguaje. Igualdad pensó en todo lo ocurrido. Les he dedicado
demasiado tiempo-pensó. Al día siguiente fue a clase y convocó a todo el
colegio en el recreo. Pensó que podía hacerlo. Llegaron unos quince compañeros.
Cinco para apoyarla y el resto para burlarse de ella. No le importó demasiado
el que estuvieran allí. Se montó en un banco y acto seguido pronunció estas palabras:
Me llamo igualdad. Creo que os han
mentido. Me encanta ayudar. No insulté a nadie no mentí a nadie. Y por supuesto
no me inventé nada. Sin embargo hay personas que os han mentido acerca de mí y
de todo en general. Yo me defiendo con la verdad. No necesito reírme de nadie.
No necesito golpear a nadie. No me siento más que nadie pero a partir de
hoy quiero tener la misma importancia
que todos. No debe haber un líder inestable que nos de malos consejos, que nos
trate como si fuésemos inferiores y que nos insulte o nos pegue cuando estamos en desacuerdo. Por
este motivo creo que todos somos iguales y espero que nadie acepte más a ese
tipo de personas.
Empezaron a estallar aplausos para su
sorpresa aquel valor invertido tenía su recompensa. Al fin fue feliz.
Necesitamos personas como ella que no acepten muertes como señal de superioridad. Ni golpes para
instalar la ley del miedo. Aquel día que Violencia le golpeó, debió haberlo
denunciado. Aquello le trajo consecuencias. Tuvo miedo de que se volviera a
repetir. Implantan la ley del miedo, pero aunque no parezca seguro hay que
denunciar. Hay que salir de esa habitación mortal. Hay que ser feliz, el tiempo
se va como los golpes que te vas llevando. Sé feliz pero sobre todo, sé
valiente, así afrontarás tu vida con éxito.
Escrito por L.S., alumna de 2º ESO del IES Fuente Alta
Impresionante relato.
ResponderEliminar