“Creo que vale la pena leer porque los libros ocultan países
maravillosos que ignoramos, contienen experiencias que no
hemos vivido jamás. Uno es indudablemente más rico
después de la lectura”.
Adolfo Bioy Casares
El doctor
Victor Frankenstein, reputado estudiante de la universidad de
Ingostaldt (a 70 km de Munich), motivado por la lectura en su
infancia de autores tales como Cornelius Agrippa, decide dedicarse a
la filosofía natural (ciencias naturales), campo en el que se afana
en la búsqueda del elixir de la vida, consiguiendo dar aliento a un
cuerpo inerte. Sin embargo, la extrema fealdad del ser lo hace
abandonarlo a su suerte en un mundo hostil donde, a pesar de su
inmensa bondad y comprensión, su deformidad le costará el rechazo
de todos, tornándose en una criatura sin escrúpulos ni
remordimientos, que urdirá una sangrienta venganza contra su creador
y la humanidad, al no acceder el científico a sus peticiones.
Opinión:
Es un libro que aparentemente al principio parece que va a ser
aburrido, pero cuando comienzas a leerlo te das cuenta de que no es
así. Te empiezas a interesar por la relación que existe entre ese
polar rojo con la globalización, que aunque no lo creamos tienen
mucho en común. Personalmente es un libro que me ha hecho
reflexionar sobre la sociedad consumista en la que vivimos y lo
ajenos que vivimos a lo que pasa en la otra punta del mundo. En él
se comenta que los occidentales cuando pensamos en algún país de
Oriente lo primero que se nos viene a la cabeza son inundaciones y
gente muriéndose de hambre, cuando también estos lugares cuentan
con preciosas playas, bosques, parques naturales, grandes monumentos
y una gran historia que desconocemos. Me ha sorprendido mucho por
ejemplo, que las trabajadoras de Bangladesh que confeccionaron el
polar fueran menores de edad y que no pudieran hacer otra cosa que
coser durante 12 horas seguidas sin más pausas que para ir al
servicio, que esos guardas que las controlaban les pegaran por
pedirles un breve descanso al menos, y que en esas condiciones tan
adversas, y bajo unas malísimas infraestructuras, no se quejaran,
simplemente asumían su trabajo para volver a casa con un poco de
dinero para sacar a su familia adelante. Por esto y muchos otros
casos que se relatan en el libro, la globalización, a parte de crear
riqueza y estimular la economía, crea estos problemas que hacen
mayores las diferencias entre los países ricos y los pobres. Me ha
gustado el consejo que se da al final: hay que ser más críticos
cuando vamos a comprar, informarse antes de lo que compramos y a qué
empresas les hacemos tener beneficios, porque en este proceso de
globalización lo que hacemos, lo creamos o no, tiene consecuencias
sobre otras personas y sobre nosotros mismos.